Octubre es rosa, la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió que este mes se dedicase cada año, y en todo el mundo, a la sensibilización sobre el cáncer de mama. Es importante, muy importante de hecho, la detección precoz y el tratamiento temprano de esta enfermedad. En el año 2020 se diagnosticaron más de 34.000 casos en España. De ellos un 80% se curaron. Cuanto más temprano se detecta más posibilidades de curación tiene. Por eso es fundamental conocer nuestro pecho, solo si sabemos cómo es podemos detectar cambios anómalos que podrían ser indicativos de cáncer (o no).
Nuestro alumnado de Educación para la Ciudadanía de 1º de bachillerato ha realizado una investigación y una charla informativa para concienciar sobre la necesidad de realizar autoexploraciones mamarias. Son pequeños gestos que nos ayudan a conocernos y saber cuando acudir a un especialista. Los cambios que se producen pueden ser sutiles o bastante evidentes y “esconder la cabeza” no soluciona el problema. A todos nos asusta esa palabra (lo sé por experiencia) pero, insisto, la detección temprana eleva mucho las posibilidades de supervivencia. Muchas pacientes lo detectan en esas autoexploraciones, otras en las pruebas rutinarias que se realizan a partir de cierta edad, como mamografías o ecografías de mama.
También hemos contado con el testimonio de “Guerreras rosa”. Mujeres que han pasado por esta enfermedad y la han superado. Quimioterapia, Radioterapia, Mastectomía, pelucas, pañuelos… términos a los que te acostumbras y que te acompañan el resto de tu vida. Y como dice Rozalén “pones el contador a cero, es una ola gigante que lo arrasa todo y te deja desnuda, pero también aprendes a valorar”. Y no es un tópico.
