Hoy, 8 de marzo, no es un día para felicitar a las mujeres, no celebramos la femineidad, reivindicamos una igualdad real y efectiva.
Es un día para denunciar que el desempleo femenino es mucho mayor que el masculino, que tenemos los empleos más precarios, una brecha salarial cada vez mayor que nos lleva a un mayor nivel de pobreza (el 70% de los pobres del mundo son mujeres), techos de cristal que nos impiden estar representadas en cargos directivos (solo un 1% de estos son mujeres). Es un día para denunciar que seguimos con la carga de la doble jornada laboral y que somos sobre las que recaen los cuidados de mayores y de la infancia (los datos del confinamiento están ahí para mostrarlo).
Es un día para denunciar que seguimos teniendo miedo si vamos solas por la noche, que tenemos que cuidar nuestra ropa para “no provocar”, o que somos sexualizadas y objetualizadas en la publicidad. Que sufrimos violencia de género a edades cada vez más tempranas, o que somos el 90% de las pacientes con trastornos de la alimentación porque nos han enseñado que debemos responder al estereotipo de belleza que nos impone una sociedad pensada en masculino.
Las mujeres somos el 50% de la población mundial: heteros, lesbianas, transexuales, bisexuales e intersexuales. Niñas, adolescentes, jóvenes, adultas, ancianas, de cualquier etnia, cultura o color de piel, gordas, altas, bajas, delgadas, creyentes, ateas. De cerca o de lejos. Somos personas, no estereotipos.
Somos las que, si defendemos nuestros derechos, tenemos que aguantar lindezas como “feminazi” (quién usa ese término necesita una urgente visita a una hemeroteca), bruja, exagerada, histérica…Las que, si expresamos nuestra sexualidad, somos “fáciles” y si no la expresamos somos “reprimidas”. A las que nos cortan el clítoris “para que seamos puras” (135 millones de mujeres y niñas han sufrido ablación o infibulación), a las que nos casan siendo niñas con adultos, a las que nos venden como esclavas sexuales (2 millones de niñas cada año). Y lo más terrible es que podría seguir un par de folios más.
La comunidad educativa del IES Sierra Nevada está comprometida con la coeducación, con la educación en igualdad para que nuestras alumnas y alumnos, las mujeres y hombres del mañana puedan contribuir a crear un mundo en el que el 8 de marzo ya no sea un día para reivindicar, sino para celebrar. Por eso educamos para:
1.- La corresponsabilidad entre hombres y mujeres en todos los ámbitos de la vida. Concienciando sobre la importancia del cuidado y desmitificando la idea de que “es cosa de mujeres”
2.- Los buenos tratos y el amor sano.
3.- Denunciar y luchar contra la violencia de género.
4.-Ofrecer referentes femeninos y visibilizar a la mujer en todos los ámbitos de la sociedad mostrando a nuestras alumnas que, si quieren, pueden.
5.- El respeto al cuerpo de la mujer. Es importante entender que no somos objetos ni trozos de carne en un mercado.
En definitiva, para conseguir que el alumnado del IES Sierra Nevada aporte su granito de arena en la creación de un futuro sin desigualdades.
Mari Ángeles Díaz Rodríguez, coordinadora del Plan de Igualdad en Educación.